Y van 49, ¿feliz Navidad?

En realidad, como escribía Cortázar, después de los cuarenta años la verdadera cara la tenemos en la nuca, mirando desesperadamente hacia atrás.

A punto de traspasar la frontera de los cuarenta, o para decirlo más crudamente a un año de los 50, intento girar la cara hacia adelante, demasiado consciente de lo que quedó atrás y jamás podré alcanzar, demasiado consciente de lo que probablemente esté por venir y tal vez no me guste y deseando inconscientemente, pero intensamente, conseguir todo aquello que me había propuesto a los 20 años y que tal vez, si la vida no se tuerce, todavía pueda llegar a alcanzar. Y, consciente en mi inconsciencia de que algunas cosas que a los veinte años ni se me ocurrió desear ahora serían objeto de deseo y otras, a las que aspiraba, ahora me dejan completamente indiferente.

Como pasa la vida, como cambian las prioridades, como de repente te sientes vieja y de repente tan joven y ante la esquizofrenia de ser o parecer, siguen pasando los años, cada vez más deprisa, mientras intentas frenar el tiempo. Y te preguntas, no sin cierto desespero: ¿Que he hecho yo en esta vida, que se me escapa tan rápido? ¿Qué se quedó en el camino? ¿Qué cosas hice que no debería haber hecho? ¿Qué puedo hacer todavía?

Recuerdo que cuando cumplí los cuarenta pensé: este es el salto a una nueva etapa; me sentaron fatal. Ayer cumplí 49 y me sentaron peor. A los 40 me creía  más o menos a la mitad de la vida pero es que, ahora, ya casi no me salen las cuentas. Hoy lo que sentí a los 40 me da risa porque me he percatado de que cerca de los 50 está el verdadero umbral, el paso a la otra etapa. Esa en la que piensas que el ahora o nunca va en serio.

La pregunta es ¿estoy donde quiero estar? y lo que es más importante si la respuesta fuera no ¿estoy a tiempo de estar?

Bueno hoy es Nochebuena y mañana Navidad, dame la bota María que me voy emborrachar.

Feliz Navidad a todos que si esto son los 49 no sé que serán los 50.

PD: Desde que cumplí los 40 siempre sufro esta depresión cuando cumplo un año más, aunque tengo que reconocer que a los dos días se me pasa. Sólo espero que siga siendo así. Porque me queda mucho por hacer, por ver, por probar, por disfrutar, por compartir… así es la vida, me la estoy ganando, todavía.